Ante datos como estos y el paralelismo con la abrumadora realidad que hemos vivido en los últimos dos años, la pregunta que surge espontáneamente es: ¿cómo podemos intervenir? La respuesta siempre es “prevención”, pero implica necesariamente un análisis más detallado, que desde AMIL Care queremos compartir en este artículo. 

Informe de la OMS: analicemos algunos datos 

En el estudio realizado por la OMS, se consideraron los programas y prácticas de prevención y control de infecciones, conocidos por las siglas IPC (Prevención y control de infecciones), que son componentes esenciales para la seguridad de la atención en salud en todos los sistemas de salud del mundo. 

El análisis encontró que: cada 100 pacientes hospitalizados, 7 pacientes en países de ingresos altos y 15 pacientes en países de ingresos bajos y medianos contraerán al menos una infección asociada a la atención médica (HAI) durante su estadía en el hospital. En promedio, 1 de cada 10 pacientes morirá a causa de una HAI. Las personas en cuidados intensivos y los recién nacidos están particularmente en riesgo, con tasas que alcanzan hasta el 30%. 

Para ofrecer otra perspectiva, nuevamente a partir de los datos del informe, sabemos que el 24% de los pacientes con sepsis asociada a la atención médica y el 52,3% de los tratados en una unidad de cuidados intensivos mueren cada año. 

El impacto de las infecciones en la vida de las personas es impresionante, finalmente visible claramente y no deja lugar a malentendidos. 

Otra vez a partir de los datos del informe, para ofrecer otra perspectiva sabemos que el 24% de los pacientes con sepsis asociada a la atención médica y el 52,3% de los tratados en una unidad de cuidados intensivos mueren cada año. 

El impacto de las infecciones en la vida de las personas es impresionante, finalmente visible claramente y no deja lugar a malentendidos. 

El estudio involucró a 4440 establecimientos de salud aproximadamente en 81 países y encontró que, a nivel mundial, el 50,7 % de los establecimientos obtienen una puntuación excelente para el control de PCI, el 29,8 % intermedio, el 17,5 % una puntuación suficiente y un 2 % completamente insuficiente. 

Comparando estos datos con las encuestas realizadas también por la OMS, el porcentaje de países que cuentan con un programa nacional de IPC no ha mejorado: en 2021-22 solo 4 de los 106 países evaluados (3,8%) cuentan con todos los requisitos mínimos para la IPC en vigente a nivel nacional y solo el 15,2% de los establecimientos de salud cumplen con todos los requisitos mínimos. 

“La pandemia de COVID-19 ha expuesto muchos desafíos y brechas en la prevención y el control de infecciones en regiones y países, incluso en aquellos con programadores más avanzados”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en el estudio adjunto. “También ha brindado una oportunidad sin precedentes para hacer un balance y aumentar rápidamente la preparación y respuesta ante brotes. Nuestro desafío ahora es garantizar que todos los países puedan asignar los recursos humanos, los suministros y la infraestructura necesarios”. 

Prevención: una inversión necesaria 

Además de abordar a los pacientes y trabajadores de la salud el daño causado por las infecciones en las organizaciones de atención médica (HAI) y la resistencia a los antimicrobianos, el informe aborda el impacto de los programas de prevención y control de infecciones y las estrategias que los países tienen disponibles para mejorarlos. 

Ver y reconocer un problema es sin duda el primero de muchos pasos para mejorar. De hecho, es necesario acompañar la fotografía de vanguardia con una mirada amplia que sepa intervenir de manera oportuna y continua, sin dejarse sorprender. 

Esto se debe a que – como sabemos – “Más vale prevenir que curar”. El eslogan, que acompaña a la sanidad en todo el mundo, encierra no solo un mensaje comunicativo eficaz, sino la estrategia más importante para contener los problemas conocidos hoy y los que puedan surgir en el futuro. Una lección que todos hemos aprendido a estas alturas “gracias” a la pandemia del Covid-19. 

Estrategias de prevención: la respuesta de AMIL Care 

En esta amplia perspectiva, que abraza el presente e incorpora el futuro, AMIL Care Italia representa un punto de referencia gracias al alto grado de tecnología e innovación de los productos desarrollados y al sistema de valores que inspira su actividad. 

Como parte de la desinfección de ambientes, el sistema Medisystem de AMIL Care, patentado y certificado según las normas vigentes, combina dispositivos de dosificación automatizados con productos químicos desinfectantes también desarrollados por la empresa. 

La automatización del dispositivo permite ciclos de desinfección de alto nivel con tecnología “no touch”, junto con protocolos de descontaminación validados en áreas críticas y activos sobre los principales patógenos multi-resistentes, incluso en los puntos de más difícil acceso. Gracias a un tanque interno y una fina calibración, el sistema desinfecta las habitaciones, dosificando peróxido de hidrógeno en una cantidad y frecuencia constante, previamente ajustada según la función para la que se utiliza la habitación. La estandarización y automatización del proceso permite una mayor seguridad y excluye la posibilidad de error humano. 

Como solución química ecológica, el producto Evolyse de AMIL Care, a base de peróxido de hidrógeno y sales de plata, es una excelente solución para la higienización. Entre sus ventajas destaca sin duda su eficacia sobre todo tipo de microorganismos: bacterias, virus, esporas, hongos, tuberculosis y biopelículas. Gracias a la combinación del sistema Medisystem con productos a base de peróxido de hidrógeno como Evolyse, la lucha contra las infecciones hospitalarias se hace posible.