La pandemia del Covid-19 ha puesto de manifiesto cómo en determinados entornos, especialmente en espacios cerrados, se facilita la propagación del virus. Las instituciones penitenciarias se encuentran entre los ambientes interiores más predispuestos a la posibilidad de riesgo infeccioso en general, más allá del virus Covid-19. El saneamiento adecuado juega un papel fundamental en la prevención de enfermedades infecciosas en estos espacios y en la protección de la salud de los reclusos y el personal. 

Exploremos juntos el tema del saneamiento en las cárceles en este artículo, que puede ser de interés para todos aquellos que trabajan en contacto con el saneamiento de estas realidades. 

El riesgo infeccioso en prisión

Pobre intercambio de aire, alta concentración de personas en espacios compartidos y oportunidades continuas de contacto: son algunas de las características que hacen de las prisiones uno de los ambientes cerrados de mayor riesgo infeccioso. Generalmente, el principal riesgo en lugares cerrados lo representan los bioaerosoles. Se trata de partículas muy finas, que contienen material biológico y que quedan suspendidas en el aire. Dentro de las partículas de bioaerosol podemos encontrar material biológico infeccioso, como hongos, esporas, bacterias y virus. 

Además, la convivencia en entornos confinados, como los puntos de detención, representa tanto una fuente de infección como la propagación de enfermedades infecciosas. Este cuadro también incluye el frecuente hacinamiento de las áreas comunes, prácticas higiénicas que no siempre son adecuadas y una alta rotación de personas dentro de las estructuras. El inicio de la pandemia de la Covid-19 en 2020 puso de manifiesto la mayor vulnerabilidad de las personas detenidas frente al virus, en comparación con el resto de la población libre, precisamente por los entornos cerrados y confinados en los que viven. A partir de este contexto, es claro cómo los espacios carcelarios pueden representar un receptáculo de enfermedades infecciosas. Esto se deriva, por un lado, del hecho de que los reclusos a menudo ingresan en prisión con un estado de salud más degradado que el promedio; por otro, por las características estructurales de las propias cárceles, que favorecen el riesgo de contagio. 

Las enfermedades infecciosas más comunes en prisión

La presencia y propagación de enfermedades infecciosas es un problema crítico que a menudo afecta a las comunidades cerradas. El ambiente carcelario también forma parte de este cuadro. De hecho, según informa un estudio de ARS Toscana (Agencia Regional de Salud de Toscana) en 2015, entre las patologías más comunes en las cárceles, las enfermedades infecciosas ocupan el tercer lugar, después de los trastornos mentales y gastroenterológicos. Entonces, ¿cuáles son las enfermedades infecciosas que se contraen con más frecuencia en prisión? En primer lugar, debe recordarse que el riesgo de contagio y transmisión de infecciones dentro de las cárceles no atañe solo a los reclusos, sino a la comunidad en general, que también incluye al personal, los visitantes y todas las personas que entran en contacto cercano con los reclusos en condición de semilibertad. 

Aquí hay una descripción general de las infecciones más comunes en las cárceles: 

  • Hepatitis (B y C): los virus de las hepatitis ocupan el primer lugar entre los patógenos más extendidos, con predominio del virus VHC y, en menor medida, del virus HVB. En ambos casos, los virus se transmiten principalmente a través de la sangre, por ejemplo, al entrar en contacto con agujas infectadas. La saliva y otros fluidos corporales también pueden portar el virus, aumentando el riesgo de infectarse sexualmente o por contacto con objetos en los que puedan quedar restos de estos fluidos, como ropa interior personal, maquinillas de afeitar y cepillos de dientes.
  • VIH: el virus del VIH es hematógeno y de transmisión sexual.
  • Tuberculosis: Esta patología está extendida entre la población penitenciaria unas 10-20 veces más que en la población general. La bacteria que causa la tuberculosis, Mycobacterium tuberculosis, se transmite por vía aérea. Cualquiera que aspire las secreciones respiratorias emitidas por una persona infectada corre el riesgo de infectarse a su vez. En consecuencia, la presencia de sujetos infectados y sujetos sanos en espacios confinados y con mala ventilación aumenta la posibilidad de contagio de estos últimos.
  • Pediculosis, sarna, micosis: el hacinamiento y las condiciones higiénicas -a menudo no óptimas- en las cárceles favorecen la propagación de estas infecciones e infestaciones. Compartir baños, duchas, utensilios de higiene personal… son situaciones que exponen a las personas a la posibilidad de contagio. 

Medidas de prevención de riesgos infecciosos

Además del cumplimiento de los lineamientos y protocolos previstos para los procesos de limpieza, desinfección y/o sanitización de los centros penitenciarios, existen diversas iniciativas y buenas prácticas de higiene para disminuir el riesgo de infección en estos ambientes. 

En la base se realiza una labor de divulgación y educación sanitaria sobre una correcta higiene. Las precauciones básicas y aparentemente irrelevantes, como lavarse las manos con frecuencia y recibir información adecuada sobre cómo se propagan las enfermedades infecciosas, son fundamentales. 

Estas buenas prácticas deben ir acompañadas de actividades de limpieza y desinfección adecuadas al tipo de ambiente y superficies a tratar. Por ejemplo, la elección de desinfectantes para combatir la presencia de bacterias, virus y hongos en ambientes cerrados debe recaer en productos que no sean dañinos para quienes frecuentan estos espacios. La estrategia que adoptar en la lucha contra las enfermedades infecciosas en las cárceles no debe limitarse al tratamiento de las infecciones ya en curso, sino apuntar a un paso más, que es la prevención de estas patologías. 

AMIL Care y la prevención del riesgo infeccioso

La difusión de una correcta cultura de desinfección es la base de la misión de AMIL Care. Sensibilizar al consumidor, al proporcionarle información adecuada sobre los tratamientos y productos disponibles, permite ampliar conocimientos útiles para la salud y seguridad de todos, además de jugar un papel importante en la prevención del riesgo infeccioso. De hecho, este último también parte de un conocimiento adecuado de cómo se propagan las enfermedades infecciosas y cómo poder contrarrestarlas con los procesos de desinfección más adecuados para cada caso particular. 

El enfoque de AMIL Care, líder en el mercado del saneamiento, se basa precisamente en esto, con el objetivo de orientar una cultura de desinfección basada en estudios científicos, para dar respuestas concretas a las necesidades en constante evolución de cada sector. El sistema Medisystem nació de la experiencia y la innovación tecnológica de AMIL Care: una solución de desinfección eficaz que le permite operar en pleno cumplimiento de las normas. La oferta AMIL Care está diseñada para satisfacer todo tipo de necesidades de desinfección. El sistema Medisystem se declina en una gama de soluciones adecuadas para varios sectores, como el médico y hospitalario, industrial, servicios, hostelería, etc. Los dispositivos micro-nebulizadores asociados a productos químicos a base de peróxido de hidrógeno, tanto desarrollados como producidos por la empresa, garantizan altos niveles de desinfección en ambientes cerrados. Los dispositivos Teknobios y Maxibios AMIL Care se caracterizan por la estandarización, trazabilidad y automatización del proceso de desinfección, para garantizar mayor seguridad y excluir la posibilidad de error humano. De esta manera, contamos con estándares de eficacia certificables y replicables en todas las condiciones. Además, la micro-nebulización nos permite llegar incluso a los puntos más críticos dentro de espacios reducidos. Mientras que el peróxido de hidrógeno, el ingrediente activo contenido en los productos químicos AMIL Care, es una solución con eficacia comprobada, segura de usar y no deja residuos: representa, por lo tanto, una opción adecuada para la desinfección de ambientes cerrados como las prisiones. 

Gracias a todas estas características, Medisystem tiene un espectro de eficacia particularmente alto y desarrolla una fuerte actividad virucida, bactericida, micobactericida, fungicida y esporicida. 

La lucha contra el riesgo infeccioso empieza por la prevención. La apuesta de AMIL Care también va en esta dirección, desarrollando soluciones capaces de prevenir y combatir el riesgo de infección en varios sectores.